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De recetas a robots: Cómo pasé de la cocina al AI
El 99% de empresas de tecnología empiezan con una línea de código. La mía empezó sirviendo comida.
En 2014, un año antes de graduarme de la carrera de Ingeniería en Computación en el Tec de Monterrey, descubrí mi amor por la cocina gracias a mi otro amor: mi novia (ahora esposa).
Ella ama la repostería y su talento es tal, que sus amigos y familiares solían hacerle pedidos, para los cuales me pedía ayuda y yo accedía con tal de pasar tiempo juntos. Pero con el tiempo, disfrutaba de cocinar cada vez más a nivel personal.
Fue así que, el 1 de Marzo del 2015 inauguré Marcelino: una casa de desayunos ubicada en el corazón de La Condesa, CDMX. ¿Nuestra filosofía? Preparar todo en casa, desde cero: Desde pan y quesos, hasta salsas y aderezos.
De izquierda a derecha, en sentido de las manecillas del reloj: 1) Nuestro plato de frutas de temporada; 2) croissant de la casa; 3) flautas de requesón con epazote y salsa de chile morita; 4) foto en plena remodelación del local.
Marcelino se convirtió en mi maestría en negocios y me dio experiencias inolvidables, como:
Vivir la ilusión de contratar gente (y el dolor de tener que despedirla)
Ser víctima de extorsión (la cruda realidad en México. Pero dejemos esta historia para otra edición)
Hacerme amigo de celebridades como Mau Ochmann y Aislinn Derbez, quienes eran nuestros vecinos y clientes frecuentes
Ser invitado a eventos exclusivos con chefs de clase mundial
También viví cosas no tan ‘glamorosas’. Como tener que lavar los platos a las 11pm porque el lavalozas no fue a trabajar.
Éste fue mi segundo hogar por 3 años y no cambiaría lo que viví y aprendí. Sin embargo, en 2018 decidí vender mi participación para regresar a Monterrey con el fin de pasar más tiempo con mi novia y explorar nuevas oportunidades.
A mi regreso, abrí Smoke: un lugar de hamburguesas que fracasó rotundamente, producto de una mala ejecución y la dificultad para encontrar gente comprometida en la industria de servicios.
El día que decidí cerrar Smoke y dejar los restaurantes para siempre, dos de mis empleados habían faltado a su turno y un tercero llegó para renunciar porque le ofrecían $50 MXN más por semana en otro lugar.
Estaba solo, lavando el asador a la 1am, con grasa en la cara y carbón en los pies, cuando en un momento de claridad corrieron por mi cabeza las siguientes palabras, quitándome un gran peso de encima:
“Mis papás hicieron el esfuerzo de pagarme una buena educación y estoy solo, sin empleados duraderos, lavando platos a mis 28 años para sostener un negocio que apenas me da para vivir. Se acabó. Nunca más.”
Llegué a mi casa llorando a las 2:30am. Entre lágrimas, le conté todo a mi esposa. Ella me abrazó y me dijo algo que no solo me tranquilizó, sino que cambió por completo la trayectoria de mi carrera profesional:
“Amor, pase lo que pase, siempre estaré para ti. Pero recuerda que cuando yo te conocí en la universidad, te apasionaba programar, la tecnología, y soñabas con trabajar con empresas del tamaño de Apple. Si volvieras a programar, serías más feliz y nos iría mucho mejor”.
Estas palabras cambiaron algo dentro de mí, al punto que en ese mismo instante, decidí comprometer los próximos 20 años de mi vida a perseguir una carrera en tecnología.
…fácil decirlo, pero había un pequeño gran problema: Llevaba 5 años sin escribir una sola línea de código.
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Llamarme ‘oxidado’ es ser amable. Así que comencé a estudiar arduamente y le pedí orientación a Leonardo Del Riego , un amigo de la carrera que ya había incursionado en las grandes empresas de tecnología en EU.
Seguir su consejo acertado y puntual fue lo que me sacó del bache en el que estaba:
“Para re-incorporarte a la programación, empieza buscando una empresa pequeña (de preferencia aquí, en Monterrey) que desarrolle software para restaurantes. Tus estudios y experiencia restaurantera son muy valiosas juntas y seguro que te dan trabajo”.
Por arte de magia y casualidad, en esos días escuché un podcast con Roberto Cebrián (fundador de Parrot, un Point Of Sale para restaurantes), quien mencionó que estaban contratando.
Sin pensar mucho apliqué, quedé, y Parrot se convirtió en mi segunda maestría práctica. Con ellos re-aprendí de tecnología y producto, e incursioné en temas nuevos para mí, como el venture capital y el ciclo de vida de las startups. Le di mi todo a Parrot y siempre estaré agradecido con la oportunidad que me dieron para empezar desde cero.
Desde entonces, he trabajado en tecnología dentro de un banco Canadiense, una EdTech, y otra FoodTech. Todas grandes experiencias con equipos de alto rendimiento que me han dejado incontables aprendizajes.
Sin embargo, la llama de mi espíritu emprendedor jamás se ha extinguido. De hecho, se podría decir que siento una asignatura pendiente en el mundo del emprendimiento: una sed de revancha que me hace querer construir una empresa más exitosa que mis dos intentos anteriores.
Ahora viene la parte difícil: ¿qué tipo de empresa fundar? ¿qué producto vender? Mis primeros dos restaurantes compartían un problema: un producto comoditizado y muy difícil de vender.
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He aprendido en mi carrera tecnológica que los negocios exitosos venden soluciones a necesidades reales por las que la gente está dispuesta a pagar.
Marcelino y Smoke fracasaron porque nadie necesita otra casa de desayunos u otro lugar de hamburguesas.
No quería cometer el mismo error tres veces. Necesitaba validar la demanda antes de empezar. Pasé los primeros 9 meses del 2024 buscando problemas (en el mejor sentido de la expresión) con dos cosas claras en mi cabeza: quería un producto habilitado por la tecnología y vendérselo directamente a empresas (B2B).
En pleno auge por la inteligencia artificial (AI), encontré que muchos empresarios mexicanos la ven como una gran amenaza que “destruirá a las empresas”, en lugar de ver la oportunidad para aumentar la eficiencia de sus procesos, reducir costos y escalar su operación. Se sienten así porque no saben cómo implementarla en su negocio (aún), ni por dónde empezar.
Una concepción equivocada es que la implementación de AI es exclusiva para empresas como Walmart, Amazon o Netflix que invierten millones de dólares en ello. Sin embargo, la realidad es que cualquier negocio tradicional, sin importar su tamaño o capital disponible, puede incorporar AI.
Esto incluye:
Cadenas de supermercados
Agentes de seguros
Desarrolladores inmobiliarios
Periódicos impresos y digitales
…y prácticamente cualquier negocio
Validé mi suposición verificando que el número de búsquedas en línea en torno al AI sigue al alza. Sin embargo, existe un exceso de información y los resultados no son los suficientemente claros para tomar acción.
Por ello, decidí fundar Livo AI con la misión de ayudar a los empresarios mexicanos en bienes raíces a implementar la automatización con AI en sus empresas, procesos y aplicaciones para obtener resultados tangibles sin tener que invertir millones de dólares.
Mientras me preparaba técnicamente, busqué en mi red cercana y encontré clientes dispuestos a pagar por soluciones de AI que resolvieran problemas latentes en sus empresas. Entre ellos:
Una empresa de bienes raíces que necesitaba administrar, facturar, crear expedientes, y enviar recordatorios de pago para decenas de propiedades. Se creó un sistema para realizar esto sin AI, usando solo software, pero poco a poco hemos incorporado la AI para actualizar contratos de renta y validar prospectos para reducir el riesgo de impago de forma automática.
Una empresa de venta de seguros que quería automatizar la cobranza de pólizas de más de 1,500 clientes. Hoy en día, este trabajo lo llevan a cabo 3 personas de forma manual, cuya tarea es enviar correos y mensajes de WA todos los días, y actualizar múltiples archivos de Excel. Resolví este problema para ellos con una plataforma de administración y gestión de cobranza que utiliza la AI para leer pólizas y actualizar el sistema con un solo click.
Un periódico de contadores que cura información para enviar a grandes despachos fiscales mediante una publicación mensual. Esto lo automatizamos con AI por medio de un robot que lee las noticias del Diario Oficial de la Federación para hacer un resumen y enviarlo a sus clientes. Antes, éste era el trabajo manual de un equipo entero de empleados de tiempo completo.
En este proceso me he dado cuenta que sí hay casos de uso reales para la AI en empresas ‘tradicionales’, empezando por procesos repetitivos que se pueden automatizar y eficientizar, como el envío diario de un reporte por correo.
México es considerado un país con mano de obra barata. Sin embargo, conozco ingenieros mexicanos brillantes y estoy convencido de que podemos volvernos una potencia mundial en AI construyendo una generación de empresas mexicanas habilitadas por la misma.
En mi newsletter compartiré casos de estudio reales con los proyectos que estoy construyendo para mis clientes, en tiempo real. Empezando por estos 3 que acabo de mencionar.
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¿Quieres usar AI en tu empresa, pero no sabes cómo ni por dónde empezar? Envíame un mensaje por LinkedIn y platiquemos sobre cómo escalar tu negocio con automatización y AI.
¿Y tú? ¿Ya experimentaste con la AI en tu trabajo o tienes un proceso repetitivo que quieres automatizar? ¡Cuéntamelo en los comentarios! 👇
¡Gracias por llegar hasta el final y nos leemos en la próxima edición!